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Y a ese pueblo rebelde dile de mi parte la siguiente parábola. Toma una olla, y llénala de agua; pon luego en ella la mejores piezas de carne, como la pierna y la espalda, y luego llénala con los mejores huesos. Toma entonces una de las mejores ovejas y echa en el fondo los huesos, y haz que hierva bien para que también los huesos se cuezan.»

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